LOS ESPEJISMOS DEL PRESUPUESTO FEDERAL PARA EDUCACIÓN SUPERIOR. UNA ALTERNATIVA DE UNIDAD

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  • jueves, 6 de octubre de 2011
  • Por Paco Díaz

    Es evidente el rezago presupuestal en materia educativa. Sólo basta con observar nuestras aulas, nuestros centros de trabajo y (sobre todo) nuestros bolsillos. Desde el año pasado hemos manifestado de diversas formas nuestra inconformidad a este respecto: con marchas, mítines, volantes y hasta visitas con diversas autoridades que pueden cambiar la situación actual del presupuesto destinado a la educación.

    En ese sentido, todo lo realizado por la comunidad universitaria nos ha dejado bastantes enseñanzas que debemos aplicar. En primer lugar, hemos aprendido que no debemos negociar nuestras condiciones laborales exclusivamente ante las autoridades de las diferentes Instituciones de Educación Superior sino que debemos extender nuestra justa petición al orden federal, involucrando a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Cámara de Diputados en vista a la integración y aprobación del Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2012 que es en el que se decide cuánto será destinado para cada uno de los rubros, entre ellos el de la educación. Este documento de política económica, jurídico y contable, el cual es aprobado anualmente por la Cámara de Diputados a iniciativa del Presidente de la República. En este documento se describe cuánto, cómo y en qué se gastarán los recursos públicos de la Federación.

    Ahora bien, no basta con involucrar a las instancias antes expuestas, sino que además debemos exigirles que del presupuesto asignado a la educación, se etiquete una parte para que ocurra un incremento salarial de emergencia para los trabajadores universitarios del país. Esto puede suceder ya que se han ingresado recursos extras a las arcas federales a razón del recurso proveniente de excedentes petroleros, puesto que la venta de barril estaba proyectado que ocurriría a 65.20 dls. por barril, pero se ha vendido en 93.05 dls. por barril entonces se generaron excedentes que no están etiquetados y que pueden usarse.

    Y lo mejor de todo, es que cada uno de nosotros podemos poner nuestro granito de arena para que esto suceda. Reflexionemos un momento, ¿qué tal si le mandamos un correo electrónico/hacemos una llamada/visitamos la casa de campaña de cada uno de los diputados federales de nuestro distrito pidiéndole que se amplíe el presupuesto designado a la educación? Imagina que los 4 millones de habitantes de Guadalajara (aproximadamente) se comunica de alguna forma con su diputado federal pidiéndolo. Tendrían que hacernos caso y nosotros (y nuestro país) sería beneficiado de manera sustancial.