Salarios justos: mejor vida

  • miércoles, 7 de diciembre de 2011
  • Por Paco Díaz 

    Es definitivo: los salarios no nos alcanzan. No sólo a los universitarios sino a los trabajadores en general. Por eso, creemos que es urgente y necesario que a nivel nacional se discuta, priorice e impulse una campaña para mejorar los salarios.

    Los trabajadores sabemos que ganamos poco, pero a los empresarios les parece que pagan demasiado. Y es que la visión de los patrones tiene que ver con que calculen el salario de sus trabajadores confundiendo productividad con beneficio neto y beneficio neto con facturación, de forma que parece que al final para ser productivos, los salarios como las materias primas y los demás gastos, han de ser lo más bajos posibles. Afirmación que se convierte en mentira si lo que se busca es la competitividad y la reactivación económica nacional.

    Ya sabemos que la tendencia lógica y natural del empresario que busca ser competitivo es minimizar gastos y maximizar beneficios. También, que entre los gastos que afectan a cualquier actividad empresarial están los salarios pero ¿qué sucede si para “ahorrarse gastos” el patrón mantiene salarios bajísimos con pocas prestaciones (si es que hay)?.

    En primer lugar, observamos muchísima rotación de personal en las empresas públicas y privadas que subcontratan personal, por lo que no cuentan con una base de trabajadores sobre la cual se puedan desarrollar proyectos estables.

    En segundo lugar, trabajadores que “hacen como que trabajan” puesto que el patrón “hace como que les paga” a los que además no se les reconocen logros, ni se valoran sus esfuerzos (sobre todo económicos), ni sus méritos y cuya única motivación es no ser despedidos; por lo que se puede esperar que su productividad sea más bien baja o nula.

    En tercer lugar, una economía nacional estancada en la que los productos no se mueven porque los trabajadores no tienen dinero para comprarlos. Los productos llegan a pocas manos y los trabajadores viven en la constante incertidumbre de si lograrán satisfacer sus necesidades básicas con el sueldo recibido.

    Un salario justo debería cubrir las necesidades básicas de una familia, atendiendo por cierto, que también se tiene derecho al disfrute del tiempo libre. No debemos omitir el pago de los servicios básicos necesarios para hacer funcionar un hogar pero tampoco el tiempo de gozo y distracción en lo que más nos guste hacer: la cultura, los deportes o el entretenimiento de cualquier tipo. Lo que además significaría que los beneficios se redistribuyan entre todos y todas.

    Entonces, un salario justo para el trabajador debería ser aquel que reconociese su esfuerzo, su valía y su dedicación. Que lo premiase adecuadamente de tal manera que eso aportara valor añadido a la empresa: trabajadores orgullosos de lo que hacen; que trabajan por el beneficio de la empresa, porque ese es también su beneficio; que se esfuerzan por mejorar; por hacer en cuatro horas lo que ayer hacían en cinco y además lo intentan hacer mejor.

    Y para hacer realidad una conducta justa, equitativa y ética, que permita a todos y todas vivir mejor, no sólo a quienes monopolizan la economía y los bienes, se requiere modificar los canales de participación democrática, además de una sociedad civil empoderada de derechos y obligaciones. Dejar de ser neutros o apolíticos y exigir que el tema se discuta, priorice e impulse.